La isla de La Palma es una de las más occidentales de las siete Islas Canarias, un archipiélago español situado a unos 100 kilómetros al oeste de
la costa africana. Su territorio recibe la beneficiosa influencia de los vientos alisios, que aportan una humedad no correspondiente con su proximidad al desierto del Sahara. Es por ello que la isla disfruta de un clima privilegiado, que ronda los 20ºC durante la mayor parte del año. Con una temperatura así, la isla es un auténtico jardín botánico natural, un invernadero espontáneo donde prolifera una asombrosa variedad de especies vegetales.

Un jardín botánico natural
La Palma posee una de las floras más ricas e interesantes del planeta. La isla comparte muchas de sus especies vegetales con el resto de Canarias, Azores, Madeira, las Islas Salvajes y Cabo Verde (que en conjunto forman la región macaronésica). No obstante, cuenta con unos 80 endemismos propios. Es decir, que hay 80 tipos de plantas que sólo viven aquí.
Mención aparte merecen los importantes reductos de laurisilva. Se trata de un bosque extinguido en la mayor parte de Europa, con millones de años de antigüedad y que cuenta con una fantástica representación en los municipios de la comarca noreste (Garafía, Barlovento, San Andrés y Sauces y Puntallana). Fayas, brezos, laureles, viñátigos, palos blancos, tiles o acebiños son algunos de los árboles más distintivos de esta joya ecológica.Entre las especies más características de la isla, destacamos los tajinastes, amagantes, cardones, vinagreras, verodes, tederas, dragos, tabaibas, retamas, escobones, tagasastes, granadillos, gacias, faros, bejeques y violetas de cumbre. Pero además hay también subespecies emparentadas con plantas algo más comunes en otras partes del mundo: margaritas, siemprevivas, madroños, sabinas o helechos.
A partir de los 1.500 metros sobre el nivel del mar manda el majestuoso pino canario. Se trata de una especie muy resistente al fuego, cuyo corazón resinoso (la apreciada madera de tea) le permite sobrevivir a los incendios. No es extraño encontrarse ejemplares de 30 metros de alto y varios siglos de antigüedad.
En el techo de la isla, por encima de los 2.000 metros, sobrevive un grupo muy reducido de especies. Los codesos, cedros, retamones, alhelíes y violetas de cumbre forman parte del grupo selecto de seres vivos que consiguen enfrentarse a su clima extremo.